Ha sido interesante reflexionar y darme cuenta de que mi ego corre conmigo, de que sólo uno de los dos se cansa, y de que quien se cansa nunca es él. Y pues no, no estoy de acuerdo en cederle esta parte de mi vida para él solito. No voy a dejar de correr, más bien voy a seguir aprendiendo a disfrutar todo lo que no he descubierto del placer de correr, que sin duda es muchísimo.
Si vuelvo a la tendencia de mejorar progresivamente mis marcas, como antes, muy bien por el cronómetro. Pero si no, ¿qué pierdo con seguir corriendo simplemente porque amo correr? Carajo, si las verdades más obvias terminan siendo las que más tiempo le lleva a uno descubrir.
En fin. En un rato más voy a un cerro cuyo nombre ignoro, a un lugar llamado Zibatá, donde una universidad organizó una 10K que pienso disfrutar a pesar de mi condición, del canijo sol (empieza hasta las 8:30) y de las subidas tremendas que me parece que habrá.
Así que a correr sin prisa; que si el cerro sigue allí suficiente tiempo, la termino, seguro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.